En el artículo “El desafío de reemplazar a líderes como Steves Jobs”, publicado el día 28 de agosto de 2011 por María Emilia Subiza del diario La Nación, se plantean los riesgos que surgen al reemplazar líderes que se convierten en sinónimos de la organización.
Se preguntan cómo se construyó el liderazgo de Steve Jobs, si fue algo saludable para Apple, si hay otros casos similares en el mercado y cómo se enfrenta un proceso de sucesión tras la salida de un dirigente tan fuerte.
El profesor de la UADE Bussienes School, Julio Marchione, definió a Jobs como “sinónimo de innovación comercial y creatividad”, y agregó que “una compañía es más sana cuando el proceso de sucesión no tiene impacto comercial y se da como algo natural”.
Este no es el caso de Apple porque la gente vincula la marca con la figura de su CEO como sinónimo de innovación. Y opina también que estos liderazgos tampoco son buenos desde la perspectiva en que tanta exposición pública no le deja el mismo tiempo para cumplir con la función directiva.
Marchione opina que el desafío para Tim Cook, quien ahora sucedió a Jobs en el cargo de CEO, es tratar de que su nombre se asocie a algún atributo y buscar una nueva variable para pensar a Apple como una empresa innovadora.
Rodolfo Rivarola, profesor del IAE Business School, explica que Jobs al representar la figura del líder carismático, se convirtió en emblema. La gente depositó en él más responsabilidades de las que debería tener, especialmente los accionistas y los consumidores.
Plantea dos opciones a la hora de reemplazar a un líder fuerte: que quien tome el lugar sea alguien con más peso o alguien con un perfil más bajo. Rivarola es partidario de la segunda opción ya que considera que quien tome la transición debe ayudar a hacer el duelo por el líder saliente.
A continuación presentamos un discurso dado por Steve Jobs en Stanford dirigido a recientes graduados. Es interesante ver cómo piensa y se expresa un líder de estas características.
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